Yo soy una chica grande. No gorda, que es muy distinto. A día de hoy, bastante he tenido que lucha contra corriente con la moda, en una sociedad donde si eres joven y quieres ir a la última debes vestir como mucho una 36 o 38. Yo uso una 44, no me considero fuera de los cánones estandar, pero en muchas tiendas ni siquiera tienen esa talla, y si la llevan, o bien es solo de muestra (y no queda, claro), o bien existe el permanente problema ser o no ser: dice que es una 44, pero realmente queda lejos de serlo.
Como chica grande, además tengo asumido que jamás seré vista como las demás. Yo lo veo día a día, en la calle, en el trabajo…. Una chica “pequeña” (llamémosla así por usar el antónimo) despierta una sensación de fragilidad y, en cierta forma, de ser entrañable, casi achuchable. En cambio mucha gente nos mira a nosotras y piensa que podemos ser tratadas con menos delicadeza que al resto de chicas. Quizás aparentemos ser más fuertes, pero en el fondo muchas sí anhelamos un trato más dulce.
El tamaño sí importa… quizás no a uno mismo, pero sí en la forma en la que los demás te tratan.
Robando la Luna 
En las tiendas llamadas » Punto Roma» hay hasta la talla 58 ,
yo también tengo la talla 44 y estoy divina de la muerte ,jajjjajajjjjaaja.
Seguro, faltaría más! 😉 Si es que la 44 es una talla normal, lo que no es normal es que para muchas tiendas seamos invisibles.
Qué pena… aún hay mucho camino por recorrer, y honestamente, creo que nos extinguiremos antes.
Viva las chicas grandes! Sois las mejores!
No me gusta meter a todo el mundo en el mismo saco, pero muchos pensáis así, pero luego en la práctica… 😛
Exacto . ❤