El equilibro es imposible

En aquel momento éramos tú y yo. Todo lo demás daba igual. Después de tanto tiempo esquivándonos, sabedores de lo que era inevitable que pasara si nuestros cuerpos coindidieran a solas. Tuvo que pasar en aquel bar, mientras sonaba nuestra canción, como si el destino nos pidiera a gritos que dejáramos de jugar con él. En aquel momento, mi cabeza no cuestionó por qué tenías aquella llave ni qué hacíamos en esa habitación rodeados de estanterías, botellas y cajas. En aquel momento,  tan solo percibía tu aliento en mi cuello mientras mi piel parecía cobrar vida. Quería dejarme llevar, deseaba lo que iba a suceder con todas mis ganas aunque sabíamos también lo que pasaría tras aquella noche: que no iba a poder quedar en una noche. Ya habíamos pasado por aquello. «¿Paro?» susurraste a mi oido mientras tus labios se divertían con mi oreja erizando hasta el ultimo vello de mi cuerpo. Sabía lo que debía haber dicho, pero aquella mano grande y torpe se deslizó con soltura entre mi blusa envolviendo mi pecho, mientras con la otra le llevabas hacia ti sintiéndo tu calor. Sabías que nada me hacía sentir tan segura como estar entre tus brazos, que sentirte así de cerca me hacía evadirme de todo. Y conocías palmo a palmo mi cuerpo. Tan solo pude gemir cuando tus dedos juguetones pellizcaron mi pezón. Aquel gemido sin dudarlo fue el inicio de algo que resumió una vida en tan solo una noche. Volveríamos a aquello por lo que ya habíamos pasado, lo que nos había frustrado tanto como para renegar del mundo y de nosotros mismos. Volveríamos a pelearnos, a odiarnos y a no comprendernos.

Pero aquella noche sentimos que el mundo había dejado de girar para nosotros.

 

Los Piratas
El equilibrio es imposible.

confía en mi
nunca has soñado
poder gritar
y te enfureces
es horrible
el miedo incontenible

entonces ven
dame un pedazo
no te conozco
cuando dices qué felices
qué caras más tristes
qué caras más tristes
ella sabe y presiente
que algo ha cambiado
dónde estás
no te veo es mejor
ya lo entiendo ahora
ya no me lamento
yo sigo detrás
para qué

si cada vez que vienes me convences
me abrazas y me hablas de los dos
y yo siento que no voy
que el equilibrio es imposible cuando vienes
y me hablas de nosotros dos
no te diré que no
yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo

ella no me imagina
cazando en los bares
viviendo deprisa
para qué
para qué

si cada vez que vienes me convences…

confía en mi
nunca has soñado
poder gritar
y te enfureces
es horrible
el miedo incontenible

entonces ven
dame un abrazo
no te conozco
cuando dices que felices
qué caras más tristes
qué caras más tristes…

Deja un comentario